A través del proceso de fotosíntesis, las plantas usan la energía del Sol para convertir el dióxido de carbono y el agua en oxígeno y (moléculas de azúcares ricas en energía). Las plantas usan las moléculas de azúcares como alimento y para impulsar sus procesos vitales.
A medida que el dióxido de carbono de la atmósfera aumenta, las plantas aumentan su velocidad de fotosíntesis, un concepto conocido como “fertilización por dióxido de carbono”. A medida que aumenta la fotosíntesis, se elimina más dióxido de carbono de la atmósfera y, por lo tanto, frena el aumento del dióxido de carbono.
Los estudios muestran que hasta la mitad de la superficie terrestre cubierta por vegetación ha aumentando su actividad fotosintética en los últimos 35 años. Los científicos estiman que una cantidad importante de este aumento en la actividad fotosintética se deba al efecto de fertilización por el dióxido de carbono. Sin embargo, es probable que el efecto de este aumento de la actividad fotosintética en las enormes cantidades de dióxido de carbono liberadas al aire por la actividad humana, tenga un límite.
Este mapa muestra los cambios globales en la cantidad de cobertura vegetal (área cubierta de vegetación por unidad de suelo) durante la temporada de crecimiento. Los verdes representan un aumento de la vegetación, los tonos marrones o café representan una disminución de la vegetación.